El Mal – Capítulo 3

Entonces suceden varias cosas a la vez, se oye la puerta de entrada en el piso de abajo, la niña gira la cabeza a la izquierda con los ojos muy abiertos porque ese sonido significa que llegan sus padres y ellos son la salvación. Cuando gira de nuevo la cabeza al frente, aún sentada en el suelo sobre un charco amarillento, el fantasma gigante de color arcilloso translúcido ya no está a un metro de ella, sino que se ha inclinado y tiene algo parecido a un rostro a tan sólo un centímetro del suyo. Entonces ella percibe su olor, huele a quemado, a ceniza quemada, a pelo quemado, y esta vez sí que se dispone a chillar como una loca inundada por un miedo como nunca antes en su vida ha sentido, pero cuando abre la boca para hacerlo, el fantasma de arcilla translúcida se impulsa violentamente hacia adelante y comienza a meterse dentro de ella a toda velocidad. Es muy grande y tarda unos segundos en suceder, la niña siente dolor, le duele la cara, los ojos, la boca, toda la piel está siendo traspasada por esa entidad de la que jamás había oído hablar. Cuando el último vaho transparente del fantasma desaparece velozmente dentro de ella, la niña comienza a gritar salvajemente y a arañarse la cara con la intención de arrancarse con las uñas aquel horror que se había metido en su interior.

Cuando sus padres, que entraban charlando tranquilamente en la casa, oyen los gritos y los golpes en el piso de arriba, suben precipitadamente la escalera y en dos pasos franquean la puerta de la habitación. Lo que ven allí supera con creces cualquier experiencia aterradora que hubieran vivido anteriormente.