Xovinxón Truzó

RELATO de Paco Pérez

Xovinxón Truzó había naufragado. Viajaba a toda velocidad sobre las aguas del Pacífico cuando una ola imprevista le golpeó violentamente bajo el casco del acuadeslizador. Ahora hacía una semana que se encontraba abandonado en una isla desierta, a la que consiguió llegar gracias a los equipos de emergencia reglamentarios de su vehículo. Lo que no sabía era cómo salir de allí, porque todo equipo capaz de transmitir algo se había hundido en las profundidades del océano junto al acuadeslizador.
Xovinxón trabajaba para los militares así que no ignoraba que cada día uno de los satélites de vigilancia orbitaba la Tierra 18 veces. Esto fue lo que hizo: escribió un pequeño programa que daría al satélite la orden de enviar soldados a las coordenadas de la isla donde se hallaba. Después convirtió el programa al código base que el satélite entendería. Después lo escribió todo en una larga serie binaria de ceros y unos y durante 2 meses estuvo enviando pequeños paquetes de bits al satélite utilizando una potente linterna de su equipo. El satélite, él lo sabía, esperaba una serie de pulsos concreta en cualquier longitud de onda para aceptar la transmisión como válida. Con esos pulsos se negociaba la velocidad de transmisión y la paridad de los errores. Xovinxón transmitió a 0.5 baudios, es decir un bit, un destello de la linterna o la linterna apagada, cada 2 segundos.
La tarea fue ardua y el programa generó algunos errores en la Base Militar que gobernaba el satélite, pero 2 horas después de haber terminado la transmisión que le costó 2 meses emitir, un pelotón de 10 soldados aterrizaba en la isla que le sirvió de austero hogar.
Fue una de las ideas más brillantes y mejor ejecutadas que tuvo en su vida de ingeniero militar, y también fue la última porque cuando salió corriendo y vociferando de alegría al encuentro de sus compañeros, le descerrajaron 37 tiros de subfusil de asalto como medida preventiva ante la supuesta rebelión que se había desatado en la isla, según les había informado el ordenador central de la Base.
Murió, claro.

 
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