Vida rara

RELATO de Hugo Camps

Esto de no saber escribir es un auténtico coñazo, como dijo el poeta.. La vida es muy rara dijeron una vez, y pensándolo bien es más bien simple, lo que pasa es que tendemos a complicarlo todo. Eso denota una clara cabezonería y la absoluta certeza de que estamos más perdidos que un gilipollas en Oxford.
Por naturaleza somos más bien egoístas, y quien diga lo contrario miente como un bellaco. Todo pasa por el rasero de nuestro ombligo. Ese que normalmente está lleno de pelusas, miguitas de pan y, en la mayoría de los casos, mierda a secas. O, ¿acaso no os habéis olido el dedo después de pasaros un rato hurgando en él?. Los que tienen el ombligo saliente no cuentan, porque esos sí que tienen el ego desarrollado, o como se dice ahora, mega-desarrollado de la muerte.
En fin, que somos la leche en bote.
Siempre solemos querer lo que no tenemos, y cuando lo conseguimos, le prestamos escasa atención (en la mayoría de los casos, que siempre hay alguien que se da por aludido y deja de prestar atención al escrito, desde aquí mis sinceras condolencias.)
Acabo de aplastar a un pobre bichito que revoloteaba en la pantalla del ordenador, y eso demuestra un egoísmo exacerbado y un nulo interés por la vida de los demás seres del planeta... A ver qué culpa tenía el pobre de hacer lo único que sabe hacer, que es dar por culo...
Ay, el amor, el amor... Maravillosa combinación de hormonas, que normalmente nos trae por la calle de la amargura. El difunto bicho no cuenta, pero en general habría que prestar más atención al bombazo químico que preparó Dios un día que estaba bromista, y querer más a la gente.
Me pregunto qué cara tendréis los que estáis en este momento leyendo esta chorrada. Alguno esbozará una leve sonrisa, otro u otra prestará escasa atención, y alguno habrá que piense que estoy como una chota pero bueno, yo a lo mío, que es no saber escribir.
Suelo andarme mucho por las ramas, cual primate en celo, así que no esperéis encontrar ningún tipo de resolución aquí, eso en todo caso se lo dejo a los profesionales de la verdad absoluta y de lagrimita fácil. Lo mío es más bien un caos literario y vital, os lo aseguro.
Pongamos un ejemplo: bueno, no, que iba a hablar de nuevo del bicho, y no me lleva a ningún lado. A bicho muerto, bicho puesto... O, a muerto el bicho, ¡viva el bicho!
Quizás la palabra bicho no sea la más adecuada, pero insecto creo que suena peor.
Ya estoy en la quinta rama y aún no he dicho lo que vengo a decir aquí: la vida es taco, taco de rara y más simple que la novia de un cantante pop.
Tomemos el ejemplo de una persona al azar, al que llamaremos Ken (sí, como el novio gay de la Barbie). Un día se levanta por la mañana y descubre que está aburrido de la vida que tiene. Piensa que no merece la pena nada de lo que ha conseguido hasta el momento. Error, ser el novio gay de la Barbie es mucho más de lo que yo conseguiré.
Luego mira a su lado y sólo ve una mujer perfecta y dulce, y cansado de ella, la abandona por un geiperman. Error de nuevo, ni la Barbie ni el geiperman explorador tienen lo que hay que tener (ya me entendéis). Por cierto, siento ser tan machista y poner como ejemplo a un muñeco mariquita de plástico, podría ser una muñeca bollo de goma. Reitero mis disculpas. Me pierdo en el mundo del juguete, la verdad.
Pues eso, que si eres Ken, te toca la Barbie, y si eres Bú, te tocan dos monstruitos muy graciosos, pero dos monstruitos al cabo.
Sé que no he aclarado nada en absoluto, pero ya os advertí que esto no es ningún tratado sociológico, es una simple empanada mental.
La verdad es que siento muchas cosas a la vez, buenas y regulares, y eso no acompaña a tener un pensamiento cristalino.
Ahora sí, al menos tengo algo muy claro en la cabeza: después de escribir esto dejaré totalmente indiferente al presidente del gobierno sueco.
¿Suecia tiene presidente?
Como lo único que hago al cabo del día es intentar sobrevivir a mi trabajo, no tengo tiempo ni para leer lo que pone en una lata de anchoas (que supongo que la leyenda que reza no es otra que: anchoas), así que ando un poco perdido en la política, en la economía y en la prensa rosa en general.
Al menos el intentar sobrevivir en el trabajo te deja poco tiempo para pensar en malos rollos. De verdad, sales con una alegría de vivir que ni te cuento... El otro día salí ardiendo intentando sofocar un pequeño incendio, casi me caigo de una considerable altura haciendo el mono (porque los cursos de seguridad normales de una empresa suelen ser: “Como convertirse en un chimpancé, primera parte”, segunda no hay.) Cincuenta horas. Y lo normal, aplastamientos varios con objetos pesados y cosas por el estilo. Huelga decir que no trabajo en el ayuntamiento de mi pueblo.
Pero bueno, al peo con el trabajo, que no es lo mío.
Lo mío es beber como un cosaco, pero ahora que estoy fresco me arrepiento mucho, de verdad.
“Everybody is happy” dicen muchas canciones inglesas (con la venia de forever, together y todo lo que rime con eder), y es bonito, lo reconozco, pero hay que tener en cuenta un pequeño matiz: los ingleses lo hacen todo al revés. Son como la vida misma, raros como un perro verde y simples como un búcaro.
Suena mucho mejor el castellano, dónde va a parar, ¡Hombre! Por ejemplo: “Todo pasa y todo llega, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino...” o esta otra: “Pero si tú no te das cuenta de lo que vale, la vida es una tontería si vas dejando que se escape lo que más querías...” Además con lo bonito que es el castellano, a cuenta de qué se va la peña a tomar por culo de lejos para chapurrear esloveno, no lo entiendo.
Ahora ruego un leve asentimiento y una frágil reflexión. Gracias.
Echando un vistazo en mi maravilloso y estupendo diccionario de sinónimos y antónimos encuentro la palabra amor. Amor, querer, cariño, ternura, pasión, afición, repugnancia y odio.. Me doy cuenta que es muy parecido al día que llevo hoy. He sentido todo eso y más, aunque para ser sincero, los antónimos no los he sentido, que se busquen la vida.
Soy una persona perdida de la vida rara, pero no siento odio ni repugnancia, y si no eres una mantis religiosa, puedes estar seguro de que al menos, repugnancia no sentiré. Y odio... no, nunca, a no ser que seas una repugnante y odiosa cucaracha.
Bueno, ya basta de insectos varios, que no se trata de hacer una recopilación de seres de nula inteligencia y aspecto reprobable, para eso tenemos a los políticos.
Decir tonterías es algo que se me da bien. Hacerlas, más. Y sobre todo, sobre todo, lo mío es hacer daño. Retomemos el ejemplo del pobre bicho. Pero no a cualquiera, no, sólo a las personas que me importan de verdad. Es un hecho demostrado centrífugamente que no me deja inverosímil, pero sí individual.
Siguiendo mi ejemplo y mi “Curso rápido para dañar” (doscientas cincuenta y cuatro horas), de venta en carnicerías, podréis aplastar y machacar a cualquier ser querido.
Tengo más espinitas clavadas que un ciego jalándose una dorada. Y es muy triste, de veras. Sólo quiero amar y que me amen, querer sin barreras (que no hay Dios que se las ponga, quede claro), y ser lo más feliz posible. Error: si eres Ken...
En este momento de mi vida tengo alojadas un millón de mariposas en la barriga, todas gritando al unísono un solo nombre: Eva, la que engendra vida. Todos sabéis de qué hablo y de quién. Siempre es ella, con distinto nombre y rostro, pero ella.
Os quiero querer a todos, lo sabéis, y el resultado es asaz variopinto, ¿Verdad?
Si dijera todo lo que siento podría meter muchísimo, muchísimo la pata, así que me lo reservo como otra espinita (qué pena, coño).
Mira, no me da la gana, ea. Voy a decir lo que siento y punto.
Leo: sé que pasas por una etapa de soledad y tristeza, de añoranza y dudas, pero si de verdad la quieres, déjala comenzar una nueva etapa.
Acuario: él siempre te querrá, pero su determinación es franca. Quiérelo como se merece y no lo perderás nunca.
Capricornio: eres un ser de luz y mereces ser feliz. Lucha por tu vida, no te me mueras, cariño.
Sagitario: lo tuyo no tiene desperdicio, hijo mío...
Bien, creo que ha llegado la hora de la despedida. Espero que me sepáis perdonar lo que se tenga que perdonar, pero llego tarde a mi nueva vida, y el tren va con retraso.
Espero que algún día nos reunamos y hagamos una batalla de globos rellenos de agua. Son muy divertidaz...
Para el que se ha perdido: da igual, no te conozco...
Un consejo: las doradas están más buenas con sal, y si le quitáis las espinas, son sabrosísimas.
Vida rara ésta que nos toca...
Un abrazo, un beso y un te quiero a todos.

Sagitario.

P.S. Si en el transcurso de este relato se ha dañado a algún bichito, os ruego me perdonéis. Os quiero de verdad.

 
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